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La ciudad de Dios

da que por su presciencia tenía ya prevenido y dispuesto cómo había de usar de él aunque fuese malo.



CAPÍTULO XVIII

De la hermosura del universo, la cual, por disposición divina, campea aun más con la oposición de sus contrarios.


Porque Dios no criara no digo yo á ninguno de los ángeles, pero ni de los hombres, que supiese con su 80berana presciencia que habia de ser malo, si no tuviera exacta ciencia de las comodidades que de ellas habían de sacar los buenos, encomendándolos de esta manera y honrando el orden y disposición admirable del universo, como la más hermosa armonía, con unas como antítesis y contraposiciones, porque las que llamamos antítetsis son muy oportunas y á propósito para la elegancia y ornamento de la elocuencia. En idioma latino se distinguen con el nombre de oposición, ó, lo que con más claridad se dice, contraposición. No está recibido entre nosotros este vocablo, aunque también la lengua latina usa de estos mismos artificios y adornos de la elocuencia, y aun los idiomas de todas las naciones. Y el apóstol San Pablo, con estas antítesis en su carta segunda á los corintios, suave y enérgicamente declara aquel lugar donde dice (1): «Mostremos armados de justicia y buenas obras, con que caminemos (1) San Pablo, ep. II & los corintios, cap. VI. Per arma jus titie á deatris et d sinistris, per gloriam et ignobilitatem, per infamiam et bonam famam, ut seductores et veraces, ut qui ignoramur, et cognoscimur; quasi morientes, et ecce vivimus, ut coerciti et non mortificati, ut tristes, semper autem gaudentes, sicut egeni, multos autem ditantes, tanquam nihil habentes et omnia possidentes.