gación de los ángeles, y resplandece con la inteligible ilustración de la verdad, y entre las contrarias tinieblaa, esto es, entre aquellas abominables inteligencias de los ángeles malos que se desviaron de la luz de la justicia, aquel Señor pudo hacer división, á quien tampoco pudo ser oculta ó incierta la futura malicia, no de la naturaleza, sino de la voluntad.
CAPÍTULO XX
Finalmente, tampoco debe pasarse en silencio que cuando dijo Dios flat lux, et facta est lux, «hágase la luz, y se hizo la luz», añadió en seguida et vidit Deus lucem quia bona est, «y vió Dios la luz que era buena»: no dijo estas expresiones después que hizo distinción entre la luz y las tinieblas, llamando á la luz día, y á las tinisblas noche; porque ninguno se persuadiese que sin meditación y en un sentido contradictorio había dado testimonio de que le agradaban también aquellas tinieblas, pues cuando éstas son ya inculpables, entre las cuales y la luz que observamos ocularmente hacen distinción y división los luminares del cielo, no antes, sino después, se inflere claramente que vió Dios que era bueno; «y púsolos, dice, en el firmamento del cielo, para que difundiesen su luz sobre la tierra, presidiesen al día y á la noche, y dividiesen entre sí la luz y las tinieblas, y vió Dios que era bueno» (1). Entonces ambos resplan.
(1) Génesis, cap. I: Et posuit illa in firmamento cæli, lucere super terram, et præesse diei et nocti, et separare inter lucem et tenebras, et vidit Deus quia bonum est.
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