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La ciudad de Dios

vió hecho duplicó la ciencia ó en alguna parte la acrecentó, como si tuviera menor ciencia primero que hiciese lo que veía, pues no obrara con tanta perfección, sino con tan consumada inteligencia aquel á quien de sus obras no le puede redundar ó añadir cosa alguna: por lo cual si á nosotros solamente se nos hubiera de significar quién crió la luz, bastara decir hizo Dios la luz; pero si nos había de decir no sólo quién la hizo, sino también por cuyo medio la hizo, sería suficiente decirlo así: dijo Dios hágase la luz, y se hizo la luz, para que entendiéramos que no solamente hizo Dios la luz, sino que también la hizo por el Verbo: pero por cuanto convino particularmente el que se nos intimasen tres cosas que debíamos saber sobre la creación de la criatura racional, es á saber, quién la hizo, por quién la hizo y por qué la hizo, por eso dice: dijo. Dios hágase la luz, y se hizo la luz, y vió Dios la luz que era buena: por este motivo, si queremos saber quién la hizo, Dios es; si por quién la hizo, dijo hágase é hízose; si por qué la hizo, porque era buena. No hay autor más excelente que Dios, ni arte más eficaz que la palabra de Dios, ni causa mejor para que lo bueno lo criara Dios bueno.

Esta causa dice Platón que es la justísima de la Creación del Mundo, para que por el buen Dios fueran hechas buenas obras, ya sea que esto lo hubiese leido, ya lo hubiese quizá entendido de los que lo habían leído, ya con su agudísimo y perspicaz ingenio hubiese llega do á tener un conocimiento exacto de las cosas invisibles y criadas, aun cuando las hubiese aprendido de los que las habían examinado ocularmente.