Página:La ciudad de Dios - Tomo II.pdf/312

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
310
San Agustín

maniqueos no fueran tan necios, ó, por mejor decir, tan insensatos y frenéticos, si creyeran que la naturaleza divina es inmutable, como lo es totalmente incorruptible, á quien no hay cosa que pueda ofender o dañar, y con cristiana cordura y juicio sano sintieran que el alma, que pudo mudarse y empeorarse con la voluntad y corromperse con el pecado, y así privarse de la felicidad de gozar de la luz de la inmutable verdad, no era parte de Dios ni de la naturaleza que es Dios, sino criada por lo que es muy diferente y desigual á su Criador.



CAPÍTULO XXIII

Del error en que culpan la doctrina de Origenes, Pero es mucho más digno de admiración que algunos que también con nosotros conflesan un principio de to das las cosas y que ninguna naturaleza que no es lo mismo que es Dios puede tener ser sino del que es au autor, sin embargo, no quisieron creer bien y simplemente esta causa tan justa y tan sencilla de la fábrica y creación del mundo; porque Dios, siendo, como es, bueno, crió cosas buenas que fueran después de Dios, las que no eran o existían antes que Dios, pero sí buenas, las cuales no las pudo hacer sino Dios bueno; antes dicen que las almas, aunque no son partes de Dios, sino hechas y criadas por Dios, pecaron apartándose de su Criador, y que por diferentes progresos, según le diversidad de los pecados en el espacio que hay desde el cielo y la tierra, merecieron diferentes cuerpos como cárceles y prisiones.
Y que este es el mundo, y que esta fué la causa de hacer el mundo, no porque se criaran.