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San Agustín

ma substancia y tercera persona en la Trinidad: y este sentir me parece más probable al observar que siendo el Padre espíritu, y el Hijo espíritu, y el Padre santo, y el Hijo santo, sin embargo, propiamente es la tercera persona la que se llama Espíritu Santo, como santidad substancial y consubstancial de ambos; pero si no es otra cosa con la bondad divina que la santidad, seguramente que aquella cuestión es igualmente conforme á la razón, y no atrevida presunción, para que en las obras de Dios, por medio de un cierto secreto é incom prensible lenguaje con que se ejercita nuestro entendimiento, entendamos que se nos insinúa y significa la misma Trinidad, donde díce quién hizo cada criatura, quién la hizo, y por qué la hizo; por qué se entiende el Padre del Verbo el que dijo: hágase, y lo que, diciéndolo el mismo Señor, se hizo, sin duda se hizo por el Verbo; y sobre lo que dice vió Dios que era bueno, se nos significa bien claro que Dios, sin necesidad alguna suya, sino s80lamente por su bondad, hizo lo que hizo, esto es, porque es bueno; lo cual, por eso dijo después de haberse hecho, para que sirva de indicio que el objeto que fué criado cuadra y conviene á la bondad de aquel por quien fué hecho; cuya bondad, si se entiende bien, que es el Espíritu Santo, toda la Trinidad se nos viene á intimar en aus obras; de donde la Ciudad Santa habitada de los angélicos espíritus celestiales, toma su origen, su información y bienaventuranza; porque si preguntan sobre el principio de dónde tiene ser, Dios la fundó; si de dónde es sabia, Dios es el que la ilumina; si de dónde es bienaventurada, Dios es de quien goza, con la subsistencia se modifica, con la contemplación se ilustra y con la unión goza de perpetua alegría; de aquí tiene el ser, ver y amar, vida en la eternidad de Dios, luz en la verdad de Dios, y gozo en la bondad de Dios.