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San Agustín

porque con él se deshonra y afea la buena y loable naturaleza: por eso cuando al vicio en la vista llamamos ceguera, hacemos ver que á la naturaleza de los ojos corresponde el cargo respectivo á la facultad de ver, y cuando al vicio del oído llamamos sordera, demostramos que á su naturaleza pertenece el oir: así, siempre que decimos que es vicio de la criatura angélica el no unirse con Dios, en esta expresión evidentemente declaramos que conviene y es propio de su naturaleza el unirse con Dios; y cuán meritoria y: loable acción sea el unirse con Dios para vivir perpetuamente con él, saber—con él, alegrarse con él, y gozar de tantos bienes sin error y sin molestia, ¿quién dignamente lo podrá imaginar ó expresar? En estas circunstancias, también con el vivo ejemplar de los ángeles malos, quienes no se unen con Dios por ser todo vicio perjudicial á la naturaleza, bastantemente se da á entender que Dios crió tan buena, tan pura y tan noble la naturaleza de los espiritus infernales, que les és sumamente nocivo el no estar unidos con Dios.



CAPÍTULO II

Que ninguna esencia es contraria á Dios, porque á aquel Sefor que es, y siempre ea, parece que se le opone todo lo que no 88.


Sirva esta doctrina para que ninguno imagine, siempre que hablásemos de los ángeles apóstatas, que pudieron tener otra naturaleza distinta, como criados de otro principio, y que Dios no es el autor de su naturaleza, pues tanto más breve y fácilmente se libertará cualquiera de la impiedad de este error, cuanta fuese mayor la atención y perspicacia con que considerase lo que