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La ciudad de Dios

¿cómo, pues, carece de voluntad? ¿Cómo no la tiene buena? Y esto mismo, sin duda puede decirse si fuere igual; porque en cuanto dos fueren igualmente de buena voluntad, no hace uno en el otro voluntad mala: " resta que la cosa inferior, que no tiene voluntad alguna, sea la que hizo en la naturaleza angélica, que fué la primera que pecó, la voluntad mala; pero también esta misma cosa, qualquiera que sea, aun la más inferior, hasta la ínfima tierra, por ser naturaleza y esencia, sin duda es buena, y tiene su cierto modo y especie en su género y orden. ¿Cómo, pues, la cosa buena es eficiente de la voluntad mala? ¿Cómo, digo, lo bueno es causa de lo malo? Porque cuando la voluntad, dejando lo superior y convirtiéndose á los objetos inferiores se hace mala, no es porque es malo aquello á que se convierte, sino porque la misma conversión es perversa, Por eso no fué la cosa inferior la que hizo la voluntad mala, sino ésta la que se hizo mala apeteciendo perversa y desordenadamente la cosa inferior. Pues si dos que, habiendo sido igualmente dispuestos en el almay en el cuerpo observan la hermosura de un cuerpo, y viéndola uno de ellos se mueve á quererla gozar ilícitamente, perseverando el otro constantemente en una voluntad casta, ¿cuál diremos será la causa de que en el uno se haga, y en el otro no se haga la voluntad mala? ¿Qué causa la motivó en aquel en que fué hecha?

Porque no la hizo la hermosura del cuerpo, supuesto que no la hizo participante á los dos, ocurriendo á un mismo tiempo, y representándose á los ojos de ambos.

O por ventura es causa la carne mortal del que la mira? ¿Y por qué no es también la del otro? ¿Ó acaso el ánimo? ¿Y por qué no el de ambos? ¿Por qué á los dos pusimos igualmente dispuestos en el alma y en el cuerpo? ¿O por ventura diremos que el uno fué tentado con secreta y oculta sugestión del espíritu infernal, como .

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