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San Agustín

si á la misma sugestión ó cualquiera especie de persecución no hubiera consentido de su propia voluntad?

Este consentimiento, pues, esta mala voluntad que acomodó y dió al que le persuadió mal (es lo que preguntamos), ¿qué cosa fué la que la hizo en aquél? Pues para que quitemos el escollo de esta duda, si tienta á los dos una misma tentación, y el uno se rinde y consiente y el otro persevera el mismo que antes, ¿qué se infiere de esta ilación sino que el uno quiso, y el otro no quiso mancillar la castidad? ¿Y por qué si no por la voluntad propia? Supuesto que hubo en el uno y en el otro una misma afección y disposición de cuerpo y alma, á los dos igualmente se les representó una misma hermosura, á ambos acometió igualmente una oculta y peligrosa tentación. Así que lo que les ocurre á los que quisieren saber qué fué el secreto impulso que obró en el uno de éstos la propia voluntad mala, si bien lo miran é investigan, es nada; porque si dijésemos que él mismo se la motivó, ¿qué era él "mismo antes de estar poseído de la voluntad mala, sino una naturaleza buena cuyo autor es Dios, que es un bien inmutable? El que dice que aquel que consintió al que le tentó y persuadió, cuando no consintió el otro para gozar ilícitamente de la hermosura del cuerpo que igualmente se representó á los ojos de ambos, habiendo sido los dos, antes de aquella inspección y tentación, semejantes en el alma y en el cuerpo, que él mismo se hizo la voluntad mala, sin duda siendo antes de la voluntad mala, bueno, indague ó pregunte por qué la hizo, si porque es naturaleza, ó acaso porque fué hecha de la nada, y hallará que la voluntad mala no principia á ser de aquello porque es naturaleza, sino de aquello porque la naturaleza fué criada de la nada; pues si la naturaleza es causa de la voluntad mala, ¿que más podemos decir, sino que lo bueno en—: