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La ciudad de Dios

N LA CIUDAD DE DIOS 350 gendra lo malo, y que lo bueno es causa de lo malo, supuesto que por la naturaleza buena se hace la voluntad mala? ¿Y cómo puede suceder que la naturaleza buena, aunque mudable, antes que tenga voluntad mala haga algún mal, esto es, haga la misma voluntad mala?



CAPÍTULO VII

Que no debe buscarse la causa eficiente de la misma voluntad.


Ninguno, pues, investigue la causa eficiente de la mala voluntad, por cuanto no es eficiente, aino deficiente, supuesto que ella tampoco es efecto, sino defecto; pues el dejar la unión de lo sumamente es por lo que es menos, esto es, principiar á tener mala voluntad.

Querer, pues, hallar las causas (como dije) de estas defecciones, no siendo eficientes, sino deficientes, es como si uno quisiese ver las tinieblas ú oir el silencio, aunque ambas cualidades no son notorias; lo primero, no sino por los ojos, y lo segundo, no sino por los oídos, aunque no por su especie, sino por la privación de su especie: ninguno intente saber de mí lo que sé que ignoro, sino acaso para aprender á no saber lo que se ha de saber, que no puede saberse; porque las cosas que se saben, no por su especie, sino por su privación, si puede decirse ó entenderse, en cierto modo se saben no sabiendo, de modo que sabiéndose no se sepan; pues cuando la vista de los ojos corporales corre por las es pecies corporales, en ninguna parte observa las tinieblas sino donde principia á no ver. Así también el silencio pertenece, no á algún otro sentido, sino solamente al oído, el cual, sin embargo, de ninguna manera so