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La ciudad de Dios

este género de animales, tomándolos, dice, particularmente, son mortales, pero generalmente en todo su género, son perpetuos. Y cuando les objetan si siempre fué ó existió el género humano, ¿cómo puede ser verdadera su historia cuando esta refiere quiénes fueron, y de las artes é instrumentos de que fueron inventores?

¿quiénes los primeros maestros en las artes liberales y de otras facultades, y quiénes principiaron á poblar esta ó aquella provincia, ó parte de la tierra, y esta ó aquella isla? responden, que por ciertos intervalos de tiempos se suelen despoblar y destruirse muchas regiones de la tierra con los diluvios y los incendios, aunque no todas, de modo que vienen á reducirse los hombres á un número muy limitado y corto, de cuya generación se vuelve á reparar y restaurar la perdida .multitud, reparándose de este modo ordinariamente y criándose nuevos individuos como los primeros, siendo cierto que así se restituyen los que se interrumpieron y consumieron con las inmensas ruinas ó desolaciones, así como lo es que de ninguna manera podía proceder y derivarse el hombre sino de otro individuo de su misma naturaleza; pero dicen lo que imaginan, y no lo que saben. Engañanlos asimismo algunas mentirosas memorias, las cuales dicen que en la historia de los tiempos se contienen muchos millares de años; siendo así que de la Sagrada Escritura consta no haber transcurrido desde la creación del mundo hasta la actualidad mas que seis mil años cumplidos: y por no alegar aquí infinitos testimonios que demuestren cómo se conoce y comprueba la vanidad y falacia de aquellas memorias donde se refieren muchos más millares de años, sin embargo de no hallarse en ellas autoridad alguna idónea, mencionaré, para ratiflcar esta falsa aserción, aquella carta de Alejandro Magno á su madre Olimpias, en la cual insertó lo que refería un sacer-