Página:La ciudad de Dios - Tomo II.pdf/363

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
361
La ciudad de Dios

á sea, con tal que teniendo fin se termine en ciertos y determinados espacios, por lo menos no debe parecertanta como si comparásemos una mínima gota de agua á todo el mar, y con cuanto el profundo caos del Océano comprende; porque de estas dos cosas, sin duda la una es muy pequeña y la otra sin comparación muy grande é inmensa; sin embargo, ambas son limitadas, y el espacio de tiempo que procede de algún principio y se acaba con algún término, aunque se dilate y extienda, comparado con lo que no tiene principio, ignoro si se debe estimar por cosa mínima ó por ninguna; porque sí á ésta poco a poco la fueron quitando desde el fin sus momentos, por brevísimos que sean, descreciendo y menguando el número, aunque sea tan inmenso, que no halle nombre, volviendo hacia atrás, como si fueses quitando al hombre los días, empezando desde aquel en que ahora vive hasta aquel en que nació, al fin, alguna vez llegarás al principio con aquel quitar; pero si fueres desmembrando ó quitando hacia atrás en el espacio que no tuvo principio, no digo yo poco a poco, pequeños momentos de horas, ó de días, ó de meses ó cantidades, aun de años, si no tan grandes espacios como comprende aquella suma de años, que no la puede ya nombrar ningún aritmético por hábil que sea, pero que, en efecto, se consume, defraudándola paulatinamente los momentos, y que se le vengan quitando estos espacios tan grandes, no una, ó dos, ó muchas veces, sino siempre, ¿qué es lo que harán, supuesto que jamás llegarán al principio, porque realmente carece de él? Por lo cual, lo que nosotros preguntamos ahora, al cabo de cinco mil y más años podrán también nuestros descendientes, aun después de seiscientos mil, preguntar, excitados de la misma curiosidad, si durare y perseverare tanto tiempo naciendo y muriendo la humana naturaleza, y su ignorante imbecilidad y morta-