lidad. También pudieran los que nos precedieron en tiempo luego que fué criado el hombre, mover esta cuestión, y, finalmente, el mismo primer hombre, un día después, ó el mismo en que fué criado pudo preguntar, por qué Dios no le crió antes. Y por más que se anticipara y fuera criado con anterioridad de tiempo, no por eso esta controversia sobre el origen y principio que tuvieron las cosas temporales hallará otras fuerzas ó más sólidos fundamentos entonces que al presente, ni las hallará después.
CAPÍTULO XIII
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Pero no imaginaron los filósofos del siglo, que podían, ó debían resolver de otro modo esta controversia, sino introduciendo un circuito y revolución de tiempos, con que dicen que unas mismas cosas se han ido renovando y repitiendo siempre en el mundo, y que así será en adelante, sin cesar jamás, con la revolución de unos mismos siglos que van y vienen, ya se hagan estos circuitos y revoluciones, permaneciendo en su mismo ser el mundo, ó ya por ciertos intervalos, naciendo y muriendo el universo, nos produzca siempre como Quevas unas mismas cosas las pasadas y las futuras; de cuyo devaneo no pueden eximir y libertar al alma, que es totalmente inmortal, aun cuando haya conseguido la sabiduría, haciéndola que camine sin cesar á la falsa bienaventuranza, y que vuelva sin interrupción á la