CAPÍTULO XIV
.
¿Y qué maravilla es que andando descaminados en estos circuitos y círculos no hallen entrada ni salida, pues ignoran qué principio tuvo, ni qué fin tendrá el linaje humano y esta nuestra mortalidad; porque es imposible penetrar la alteza de Dios, mediante á que siendo el Señor eterno y sin principio, sin embargo, por algún principio empezaron los tiempos, y al hombre, que jamás le había criado antes, le hizo en tiempo, pero no con algún nuevo y repentino consejo, sino con acuerdo inmutable y eterno? ¿Y quién podrá comprender esta grandeza incomprensible, é investigar lo que es incapaz de indagarse, cómo crió Dios en tiempo con inmutable voluntad al hombre temporal, antes del cual jamás hubo otro hombre, y con quien solamente multiplicó el humano linaje? Porque habiendo ya dicho el mismo real profeta (1): «tú, Señor, nos guardarás y ampararás de esta generación para siempre»; y habiendo después cargado la mano sobre aquellos en cuya insensata é impía doctrina no se halla para el alma libertad alguna ni bienaventuranza eterna, añade inmediata.mente, in circuito impii ambulant, «en círculo, dice, y alrededor andan los impíos»: como si le dijeran, ¿qué es, pues, lo que tú crees que sientes y entiendes? ¿Acaso hemos de inferir que improvisamente vino á Dios la voluntad de criar al hombre, á quien jamás antes por una infinita eternidad había hecho, siendo Dios, á (1) Salmo 11: Tu, Domine, servatis noa, et custodios nos a ge neratione hac in aeternum.