Página:La ciudad de Dios - Tomo II.pdf/367

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
365
La ciudad de Dios

CAPÍTULO XIV

De la temporal creación del hombre, la cual hizo Dios, no con nuevo acuerdo ó consejo ni con voluntad mudable.


.

¿Y qué maravilla es que andando descaminados en estos circuitos y círculos no hallen entrada ni salida, pues ignoran qué principio tuvo, ni qué fin tendrá el linaje humano y esta nuestra mortalidad; porque es imposible penetrar la alteza de Dios, mediante á que siendo el Señor eterno y sin principio, sin embargo, por algún principio empezaron los tiempos, y al hombre, que jamás le había criado antes, le hizo en tiempo, pero no con algún nuevo y repentino consejo, sino con acuerdo inmutable y eterno? ¿Y quién podrá comprender esta grandeza incomprensible, é investigar lo que es incapaz de indagarse, cómo crió Dios en tiempo con inmutable voluntad al hombre temporal, antes del cual jamás hubo otro hombre, y con quien solamente multiplicó el humano linaje? Porque habiendo ya dicho el mismo real profeta (1): «tú, Señor, nos guardarás y ampararás de esta generación para siempre»; y habiendo después cargado la mano sobre aquellos en cuya insensata é impía doctrina no se halla para el alma libertad alguna ni bienaventuranza eterna, añade inmediata.mente, in circuito impii ambulant, «en círculo, dice, y alrededor andan los impíos»: como si le dijeran, ¿qué es, pues, lo que tú crees que sientes y entiendes? ¿Acaso hemos de inferir que improvisamente vino á Dios la voluntad de criar al hombre, á quien jamás antes por una infinita eternidad había hecho, siendo Dios, á (1) Salmo 11: Tu, Domine, servatis noa, et custodios nos a ge neratione hac in aeternum.