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San Agustín

cualquiera número que os pareciere parar y hacer fin, este mismo puede, no digo yo añadiéndole uno, acrecentarse, sino que por alto que sea y por inmensa la multitud que abrace, por la misma razón y ciencia de los números puede, no sólo duplicarse, sino multiplicarse, y de tal modo cada número acaba y termina con aus propiedades, que ninguno de ellos puede ser igual á otro alguno; así que, son desiguales entre sí y diferentes, o cada uno es finito y todos son infinitos. ¿Y que sea posible que Dios todopoderoso no sepa los números por su infinidad, y que la ciencia de Dios llegue hasta cierta suma de números, y que ignore los demás, quién habrá que pueda decirlo por más ignorante y necio que sea? Y no es posible que se atrevan éstos á despreciar los números, y decir que no pertenecen á la ciencia de Dios, pues entre ellos Platón, con grande autoridad, solemniza á Dios, que fabricó el mundo con números, y entre nosotros l'eemos que se atribuye á Dios el «que todo lo dispuso según medida, número y peso» (1), de quien dice asimismo el profeta (2), «que produce en número el siglo», y el Salvador en el Evangelio (3): «todos vuestros cabellos, dice, están numerados», de ningún modo dudemos de que conoce todos los números aquel «cuya inteligencia, como dice el salmista (4), no tiene número». Así que la inflnidad del número, aunque no haya número de números infinitos, con todo, no es incomprensible á aquel cuya inteligenciano tiene número; por lo cual, si todo lo que comprende la ciencia se limita y termina con la comprensión del que posee la suma sabiduría, sin duda que también (1) Sapient., cap. II. Omnia in mensura, et numero, et pondere disposuisti.

(2) Isaías, cap. XL, v. 16, Qui profert numero sæculum.

(3) San Mateo, Capilli vestri omnes numerati sunt.

(4) Salmo 146. Ejus intellectus non habet numerum.

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