vas de las almas sin cesar un momento, ya fuese movido por su propia vanidad, ya lo fuese por tener algún respeto á los tiempos cristianos, y quiso mejor decir (según lo insinué en el libro X) que el alma fué entregada al mundo para que conociese los males, y librada y purificada de ellos, cuando volviese al Padre, no padeciese ya semejantes mutaciones en su estado, ¿cuánto más debemos nosotros abbminar y huir de esta falsedad contraria á la fe cristiana? Descubiertos, pues, ya, y deshechos estos círculos y revoluciones, no habrá ya necesidad que nos obligue á que entendamos que el género humano por eso no tuvo principio de tiempo, de donde principió á ser y existir; porque no sé por qué circuitos y revoluciones no hay cosa nueva en el mundo que no haya sido antes por ciertos intervalos de tiempos, y que después ha de venir á volver á ser; porque si se liberta el alma para no volver más á las miserias, de manera que nunca antes se ha librado á sí misma, ya se hace en ella algún efecto que jamás se hizo antes, y esta es, en efecto, cosa muy grande, y es la eterna felicidad que nunca ha de acabarae. Y si en la naturaleza inmortal ha de haber tan singular novedad, sin que haya sucedido jamás, ni la haya de volver á suceder con ningún circuito ó revolución, ¿por qué porfían que no la puede ha ber en las cosas mortales? Y si dijeren que no se hace en el alma alguna bienaventuranza, porque torna á dar vuelta á aquella en que siempre estuvo, por lo menos es nuevo en aquella libertarse de la miseria en que nunca estuvo, cuando se libra del infortunio, y también lo es la misma miseria que nunca hubo. Y si estn novedad no es de las cosas ordinarias que se gobiernan por la divina Providencia, sino que antes sucede por acaso, ¿dónde están aquellos circuitos y determinaciones en quienes no sucede cosa nueva, sino que vuelven á ser las mismas cosas que antes fueron? Y si