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San Agustín

CAPÍTULO XXII

Que supo y previó Dios que el primer hombre que crió habis de pecar, y juntamente vió el número de los santos y piadosos que de su generación, por su gracia, habia de trasladar á la compañía de los angeles.


No ignoraba Dios que el hombre había de pecar, y que, estando ya sujeto á la muerte, había de procrear y propagar hombres asimismo sujetos á la muerte, y que habían de excederse sobremanera los mortales con la licencia y demasía del pecar, que más seguras y pacíficas habían de vivir entre sí, sin tener voluntad racional las bestias de una especie, cuya propagación empezó de muchas, parte en el agua y parte en la tierra: que los hombres, cuya generación para acreditar la concordia se comenzó á propagar de uno solo, porque nunca han traído tales guerras entre sí los leones ó los dragones, como los hombres. Pero consideraba al mismo tiempo Dios que con su gracia había de convidar y llamar al pueblo piadoso y devoto a la adopción, y que, absuelto de los pecados y justificado por el Espíritu Santo, le había de unir inseparablemente con los santos ángeles en la paz eterna, habiendo destruído el último enemigo, que es la muerte, al cual pueblo le había de ser no de poca importancia la consideración de cómo Dios, para manifestar á los hombres cuán acepta le es también la unión entre muchos, crió al linaje humano y le propagó de un solo individuo.