♦: 9$ SAN AGUSTÍN mente es, porque es inmutable. Esta divina sentencia defendió acérrimamente Platón, y la recomendó con el mayor encargo; y dudo si se hallará descrita en los libros de cuantos sabios precedieron á Platón, sino en el mismo lugar donde se dijo: «Yo soy el que soy; él que es me envió á vosotros»: pero en cualquiera libro que él aprendiese esta divina sentencia, ya fuese en los eseritos de los que le precedieron en tiempo, ó por mejor decir, como dice el apóstol (1): «Que lo que naturalmente se puede conocer de Dios, esto alcanzaron, porque él se lo manifestó; pues las causas invisibles de Dios se dejan ver con la luz del entendimiento, por las ejecutadas desde la creación del mundo, y asimismo su sempiterna virtud y divinidad». Me parece ahora que con justa causa he elegido á los filósofus platónicos para ventilar esta cuestión que al presente tenemos entre manos, porque en ella se trata de la teología natural, donde se investiga si debe adorarse á un solo Dios ó á muchos, por el interés de la felicidad que debe conseguirse en la vida futura: y si debe adorarse á un sólo Dios ó á muchos por los bienes de esta vida, bastantemente, á lo que entiendo, lo he declarado en los libros anteriores.
(1) San Pablo, ep. á los romanos, cap. I, y Libro de los Números, cap. XX. Quia quod notum est Dei, manifestum est in illis.
Deus enim illis manifestavit. Invisibilia enim ejus á constitutione mundi, per ea quæ facta sunt, intellecta conspiciuntur, sempiterna quoque ejus virtus et divinitas.
