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San Agustín

CAPÍTULO XIII

De la sentencia de Platón, en que define que los dioses no son sino buenos y amigos de las virtudes.


Y así, aunque en otros puntos, y algunos bastante graves, sean también de distinta opinión, y estén encontrados con nosotros, sin embargo, sobre el artículo que acabo de referir, porque importa mucho, y la controversia que tratamos es acerca de lo mismo, les prepregunto en primer lugar: ¿á qué dioses les parece debe darse culto y veneración, á los buenos ó los malos, ó si también debe tributarse á unos y otros? Pero sobre este punto tenemos una expresa sentencia de l'latón, que reflere que todos los dioses son buenos, que en ningún caso es malo ninguno de ellos; luego se sigue consi guientemente que este culto y adoración debe darse á los buenos: porque entonces se hace este culto á los dioses cuando se hace á los buenos, supuesto que no serán dioses si no fuesen buenos. Y si esto es cierto, en atención á que de los dioses no es razón se imagine lo contrario, sin duda que resulta vana y futil la opinión de algunos que presumen que deben aplacarse con sacrificios á los dioses malos porque no nos dañen, y que debemos invocar á los buenos para que nos favorezcan: supuesto que no hay dioses malos, y el culto, como dicen, debe tributarse á los buenos, ¿quiénes son, pues, los que se lisonjean y gustan de los juegos escénicos, y piden que se los mezclen con los ritos divinos, y que en su nombre y honor se celebren, cuyo poder, aunque no sea indício de que son ningunos en la omnipotencia, sin embargo, este afecto es un signo demostrativo y real de que son malos? Porque es innegable la opinión de Platón sobre los juegos escénicos, cuando á