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La ciudad de Dios

que como quiere ai no llega á donde en ninguna manera pueda morir, padecer engaño ni ofensa, y le conste y esté asegurado de que siempre será así; porque esto lo apetece y desea la naturaleza, y no será perfectamente cumplida y bienaventurada sino es consiguiendo lo se apetece. Mas ahora, ¿qué hombre hay que pueda vivir como quiere, cuando el mismo vivir no está en su mano? Porque él quiere vivir, y es indispensable que muera, ¿ha de vivir como quiera el que no vive todo lo que quiere? Y si quisiere morir, ¿como ha de vivir, á su gusto, el que no quiere vivir? Y ai acaso quiere morir, no porque no quiere vivir, sino por vivir mejor después de la muerte, aun así no vive como quiere, sino cuando llegare, muriendo, á lo que quiere. Pero demos que viva como quiere, porque se hizo fuerza y mandó á sí propio el no querer lo que no puede y querer lo que puede, como lo dice Terencio. Supuesto que no puedes hacer lo que quieres, te importa querer lo que puedes». ¿Acaso será bienaventurado, porque con paciencia sufra su miseria? Porque la vida no es bienaventurada si no es la que se desea; y si se ama y se posee, es necesario quese ame con mayor afecto que á todo lo demás, pues por esta se debe desear todo lo demás que se ama; y si se ama tanto cuanto merece ser amada, como no es bienaventurado el que no ama la vida eternamente feliz, cual ella merece, no puede ser que el que así la ame no quiera que sea eterna. Luego será bienaventurada cuando fuere éterna.