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San Agustín

so del entendimiento; con todo eso, al sumo Dios todopoderoso, y al Criador sumamente bueno de todas las naturalezas, que ayuda y remunera las buenas voluntades y da de mano y condena las malas, y ordena y dispone de las unas de las otras, no le faltó traza y consejo como poder cumplir el número determinado de los ciudadanos que tenía él predestinado en su sabiduria para su ciudad, aun del linaje condenado de los hombres; no diferenciándolos por anteriores méritos, supuesto que toda la masa, como en raiz dañada y corrupta, quedó condenada, sino escogiéndolos con su gracia y mostrando á los libertados la merced que les hace, no sólo por el bien de la libertad propia, sino también por la miseria de los no libertados; pues conoce cada uno que ha escapado de los males por la bondad, no debida, sino graciosa, cuando se ve libre de la compañía de aquellas personas con quienes con justa razón pudiera comúnmente padecer la pena. ¿Por qué, pues, no había de criar Dios á los que sabía ya que habían de pecar, pues que podía manifestar en ellos y por ellos lo que merecía su culpa y lo que les concedía por su gracia; pues siendo Dios el Criador y dispensador, el perverso desorden de los delincuentes no podía pervertir el orden recto del universo?



CAPÍTULO XXVII

De los pecadores, asi angeles como hombres, cuya perversidad no perturba á la Providencia divina.


Por tanto, no pueden practicar acción alguna los pecadores, así los ángeles como los hombres, por la que puedan impedir, magna opera Domini, exquisita in omnes