entienden que son mejores, necesariamente resultarán de ello miserias ó se acrecentarán las que ya existan.
CAPÍTULO V
Caín, el primer fundador de la ciudad terrena, fué homicida de su hermano, porque vencido de la envidia mató á Abel, ciudadano de la ciudad eterna, que era peregrino en esta tierra, por lo cual nadie debe admirarse que de tanto tiempo después, en la fundación de aquella ciudad que había de llegar á ser cabeza de esta ciudad terrena de que vamos hablando, y la que había de ser señora y reina de tantas gentes y naciones, haya correspondído á este primer dechado que los griegos dicen archetypo, con una imagen de su traza y género; porque también allí, como lo dice un poeta refiriendo la misma desventura, «con la sangre fraternal se regaron las murallas que primeramente se construye ron en aquella ciudad», porque de este modo se fundó Roma cuando Rómulo mató á su hermano Remo, según lo refiere la historia romana. Ambos eran ciudadanos de la ciudad terrena, y los dos pretendían la gloria de la fundación de la República Romana; pero ambos juntos no podían tenerla tan grande como la tuviera uno solo, porque el que quería la gloria del dominio y señorío, menos señorío sin duda tuviera si, viviendo el socio en el gobierno, se enervara su potestad, y por eso para poder tener uno todo el mando y señorío desembarazóse quitando la vida al compañero, y empeorando con esta impía maldad, lo que con inocencia fuera menor y mejor. Mas los hermanos Caín y Abel no
