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San Agustín

menos las mismas concupiscencias carnales entre si de dos buenos que no son aun perfectos, como pelean entre sí los malos con los malos, hasta que llegue la sanidad de los que se van curando á conseguir la última victoria.



CAPÍTULO VI

De los achaques que padecen también en la peregrinación de esta vida por la pena del pecado los ciudadanos de la ciudad de Dios, de los cuales se libran y sanan curándolos Dios.


Porque es indisposición y dolencia mortal la inobediencia de que disputamos en el libro XIV, que nos quedó en castigo de la primera desobediencia, pena que no sufrimos por naturaleza, sino por vício de la voluntad, aconseja el apóstol (1) á los buenos que van aprovechando en la virtud y que viven con fe y esperanza en esta peregrinación terrenal; «ayudaos unos á otros á llevar vuestras cargas, y de esta manera observaréis puntualmente la ley de Jesucristo». Asimismo en otro lugar les dice (2): «corregid á los inquietos, consolad á los pusilánimes, ayudad y alentad á los flacos, y sed con todos pacientes y sufridos; mirad que ninguno vuelva mal por mal». Igualmente en otro lugar añade (3): «si cayere alguno en algún delito, vosotros los (1) San Pablo, ep. á los Galat., cap. VI. Invicem onera vestra portate, et sic adimplebitis legem Christi.

(2) San Pablo, I ep. á los Thesalonicenses, cap. IL Corripite inquietos, consolamini pusillanimes, suscipite infirmos, patientes stote ad omnes. Videte ne quis malum pro malo alicui reddat.

(3) San Pablo, ep. á los Galat., cap. VI. Si præcoupatus fue rit homo in aliquo delicto, vos qui spirituales estia, instruite hujus modi in spiritu mansuetundinis, intendens te ipsum, ne et tu tenteris.