Página:La ciudad de Dios - Tomo III.pdf/148

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
146
San Agustín

▸ 446 SAN AGUSTÍN y reparte para comer; de manera que por la división y repartimiento entendamos aquí la discreción, ya sea cuando se ofrece donde no conviene, ó que no conviene allí sino en otra parte, ó cuando se ofrece cuando no conviene, ó lo que no conviene entonces sino en otro tiempo, ó cuando se ofrece lo que en ningún lugar y tiempo se debió ofrecer, ó cuando reserva en sí el hombre cosas más escogidas ó de mejor condición que las que ofrece á Dios, ó cuando la cosa que se ofrece, se comunica y reparte con el profano, ó con otro cualquiera.

á quien no es lícito. Cuál de estas cosas fué en la que Caín desagradó á Dios, no se puede averiguar fácilmente; pero porque él apóstol San Juan, hablando de estos hermanos, dice: «No como Caín, que no era hijo de Dios, sino del maligno espíritu, y mató á su hermano, ¿y por qué causa le quitó impiamente la vida? Porque sus operaciones eran perversas y detestables, y las de su hermano santas y buenas»: se nos da á entender que no miró Dios á sus oblaciones, porque repartía mal, dando á Dios lo peor de sus bienes y reservando para sí los mejores, cual hacen los que, siguiendo, no la voluntad de Dios, sino la suya, esto es, los que viviendo, no con recto, sino con perverso corazón, ofrecen á Dios oblación y sacrificio con que piensan que le obligan, no á que les ayude á sanar de sus perversos apetitos, sino á cumplirlos y llenarlos. Y esto es propio de la ciudad terrena, reverenciar y servir á Dios ó á los dioses para reinar, con ad favor, con muchas victorias y en paz terrena, no por amor y caridad de gobernar y mirar por otros, sino por codicia de reinar; porque los buenos se sirven del mundo para venir á gozar de Dios; pero los malos, al contrario, para gozar del mundo se quieren servir de Dios, á lo menos los que creen que hay Dios, ó que cuida de las cosas humanas, porque son mucho peores los que ni aun esto creen.