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La ciudad de Dios

entonces fundar aquella ciudad (que no es otra cosa que una multitud de hombres coligada entre sí con cierto vínculo de sociedad), sino que, creciendo la fama de aquel hombre en tanto número, que tuviese ya cantidad considerable de vecinos, pudo entonces efectivamente suceder que fundase una ciudad, y que á la fundada la pusiese el nombre de su primogénito; porque era tan larga la vida de aquellos hombres, que de los que allí se refieren, cuyos años se omiten, el que menos vivió antes del Diluvio llegó á setecientos cincuenta y . tres años, porque muchos pasaron de novecientos, aunque ninguno llegó á mil. ¿Quién hay que pueda dudar que en vida de un hombre se pudo multiplicar tanto el linaje humano que no hubiese gente con que se fundase, no una, sino muchas ciudades? lo cual podemos conjeturar fácilmente, aupuesto que de solo Abraham, en poco más de cuatrocientos años, creció tanto el número de la nación hebrea, que cuando salió aquel pueblo de Egipto se refiere que hubo seiscientos mil hombres jóvenes que podían tomar las armas, sin contar la gente de los idumeos, que no pertenece al pueblo de Israel, la que engendro su hermano Esaú, nieto de Abraham, y otras naciones que descendieron del linaje del mismo Abraham, y no por vía de su mujer Sara.



CAPÍTULO IX

De la vida larga que tuvieron loa hombres antes del Dilavio, y de cómo era mayor la estatura de los cuerpos humanos.


Todo el que prudentemente considerare las cosas, comprenderá que Caín no sólo pudo fundar una ciudad, sino que la pudo también fundar muy grande en el