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San Agustín

tiempo que duraba tanto la vida de los hombres, aunque alguno de los incrédulos é infieles quiera disputar acerca del dilatado número de años que según nuestros autores vivieron entonces los hombres, y diga que á esto no debe darse crédito. Porque tampoco creen que fué mucho mayor en aquella época la estatura y grandeza de los cuerpos de lo que son ahora, y, sin embargo, su nobilísimo poeta Virgilio, hablando de una grandísima peňa que estaba fijada por mojón ó señal de término en el campo, la cual en una batalla un valeroso varón de aquellos tiempos la arrebató, corrió conella y la arrojó, dice: que «doce hombres escogidos se— gún los cuerpos humanos que produce el mundo en nuestros tiempos apenas la hicieran perder tierra», aignificándonos que hubo tiempo en que acostumbraba la tierra á producir mayores cuerpos. ¡Cuánto más sería en los tiempos primeros del mundo, antes de aquel insigne y celebrado Diluvio! En lo tocante á la grandeza de los cuerpos, suelen convencer y desengañar muchas veces á los incrédulos las sepulturas que se han descubierto con el tiempo, ó por las avenidas de los ríos, ó por otros varios acontecimientos donde han aparecido huesos de muertos de increíble tamaño. Yo mismo vi, y nosolo, sino algunos otros conmigo, en la costa de Utica ó Biserta un diente molar de un hombre, tan grande, que si le partieran por medio é hicieran otros del tamaño de los nuestros, me parece que pudieran hacerse ciento de ellos; pero creo que aquél fuese de algún gigante, porque fuera de que entonces los cuerpos de todos gener nente eran mucho mayores que los nuestros, los de los gigantes hacían siempre ventaja á los demás: así como también después, en otros tiempos y en los nuestros, aunque raras veces, pero nunca casi faltaron algunos que extraordinariamente excedieron la estatura y el tamaño de los otros. Plinio el segundo, sujeto doctísimo, dice