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La ciudad de Dios

que cuanto más y más corre el siglo, produce la naturaleza menores los cuerpos: de lo cual también reflere que en muchas ocasiones se queja Homero en sus obras; no burlándose de ello como ficciones poéticas, sino tomándolo como escritor de las maravillas de la naturaleza, como historias dignas de fe. Pero, como insinué, lagrandeza de los cuerpos de los antiguos muchas veces nos manifiestan, aun en los siglos últimos, los huesos que se han descubierto y hallado, porque son los que duran mucho. Del número grande de los años que vivieron los hombres de aquel siglo, no podemos tener en la actualidad experiencia alguna; pero no por eso debemos prescindir de la fe y crédito que se merece la historia sagrada, cuyas narraciones son tanto más dignas de crédito cuanto más ciertamente vemos que se va cumpliendo lo que ella nos dijo que había de suce der. Con todo, dice Plinio que todavía hay gente ó nación donde viven doscientos años. Así que si al presente se cree que en las tierras que no conocemos viven tanto los hombres cuanto nosotros no hemos podido experimentar, ¿por qué no se ha de creer que lo han vivido también en aquellos tiempos? ¿O acaso es creíble que en una región hay lo que aquí no hay, y es increíble que en algún tiempo hubo lo que ahora no hay?



CAPÍTULO X

De la diferencia que parece haber en el número de los años entre los libros hebreos y los nuestros.


Aunque parece que entre los libros hebreos y los nuestros hay alguna diferencia sobre el número de los años, lo cual no sé como ha sido, con todo, no es tan grande