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La ciudad de Dios

CAPÍTULO XII

De la opinión de los que no creen que los hombres del primer siglo fueron de tan larga vida como se escribe.


Porque de ningún modo deben ser oídos los que imaginan que de otra manera se contaban en aquella época los años, esto es, tan breves, que entienden que uno de los nuestros tiene diez de aquéllos, y por eso dicen cuando oyen ó leen que alguno vivió novecientos años, que deben entenderse noventa, por cuanto diez años de aquéllos hacen uno nuestro, y diez de los nuestros son entre ellos ciento. Según este cálculo, creen que era Adán de veintitres años cuando engendró. á Seth, y que este tenía veinte años y seis meses cuando hubo á su hijo Enos, á todos los cuales computa la Escritura por doscientos cincuenta años, pues según el sentir de éstos, cuya opinión vamos refiriendo, entonces un año de los que al presente usamos le dividían en diez partes, á las cuales llamaban años; y cada una de éstas tenía un senario cuadrado, porque Dios finalizó sus obras en seis días para descansar en el séptimo, sobre lo cual dije lo bastante en el libro XI, cap. VIII, y seis veces seis que hacen un senario cuadrado, componen treinta y seis días, los cuales, multiplicados por diez, llegan á trescientos sesenta, esto es, doce meses lunares; porque por los cinco días que faltan, con que se cumple el año solar, y por una cuarta parte del día, la cual, multiplicada cuatro veces en el año que llaman bisiesto ó intercalar, se añade un día; añadían los antiguos después algunos días para que concurriese el número de los años, á cuyos días los romanos llamaban intercalares. Por esta cuenta, Enos, á quien procreó Seth, tenía diez y nueve años cuando hubo á su hijo .