Página:La ciudad de Dios - Tomo III.pdf/163

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
161
La ciudad de Dios

tan corto de tiempo se llamó año; que diez de aquellos hacían uno nuestro, y diez nuestros ciento de los suyos.

La falsedad de este cálculo se prueba con un evidente é irrefragable documento; pero antes de demostrarlo, he creído útil alegar otra, tomada de los libros hebreos, para refutar dicha opinión. En estos libros se halla que Adán tenía, no doscientos treinta, sino ciento treinta años cuando procreó á su tercer hijo. Si estos años hacen trece de los nuestros, sin duda que engendró al primero cuando tenía once años, no mucho más. ¿Quién puede procrear en esta edad conforme á la ley ordinaria y muy conocida en la naturaleza? Pero dejemos á Adán, que quizá pudo hacerlo porque fué criado, y no es creible que le criara Dios tan pequeño como son nuestras criaturas; pero su hijo no contaba doscientos cinco, como leemos nosotros, sino ciento cinco cuando engendró á Enos, y conforme á este cómputo, según el dictamen de estos, aun no tenía once años. ¿Qué diré de Camán, hijo de éste, quien aunque contaba, según los nuestros, ciento setenta años de edad, según los hebreos era de setenta cuando engendró á Malaléhel? ¿Qué hombre hay que engendre de siete años, si entonces se llamaban setenta años los que ahora son siete?



CAPÍTULO XIII

Si en la cuenta de los años debemos seguir mejor la autoridad de los hebreos que la de los setenta intérpretes.


Pero aun cuando yo estime sentir en esta conformidad, me replican que aquello es ficción ó mentira de los judíos, de lo que bastantemente hemos ya hablado, porque los setenta intérpretes, varones tan celebrados y

Tomo III.
11