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San Agustín

alabados, no pudieron mentir. Pero si les preguntare qué sea lo más creíble, ó que toda la nación judaica, que está tan extendida y esparcida por el orbe, pudo de común acuerdo conspirar en escribir esta mentira, y que, por envidiar á otros la autoridad se despojase á sí de la verdad, ó que setenta personas, que también eran judíos, juntos en un mismo lugar, porque para esta famosa operación los había convocado y congregado Ptolomeo, rey de Egipto, enviaron á decir la verdad á los pueblos gentiles, y que de acuerdo hicieron este penoso trabajo, ¿quién no advierte cuál sea más fácil de creer? Ninguno que sea sensato y cuerdo en manera alguna debe creer, ó que los judíos, por más perversos y malévolos que fueran, pudieran hacer esta laboriosa tarea en tan crecido número de libros tan esparcidos y derramados, ó que los setenta varones famosos comunicaron entre sí este particular acuerdo de enviar á los gentiles la verdad. Así que con más verosimilitud podría decirse, que cuando primeramente se comenzó á trasladar y copiar esta historia de la suntuosa biblioteca de Ptolomeo, entonces pudo hacerse algo de esto en un libro, es á saber, en el que primero se copió, del cual se extendió y traspasó á otros muchos, donde pudo también suceder que errase el amanuense. Y aunque no es absurdo sospecharlo así en la cuestión acerca de la vida de Matusalén, y en lo otro donde por sobrar veinte y cuatro años no concuerda la suma y en los demás donde se va continuando la semejanza de una misma errata, de suerte que antes de procrear el hijo que se pone en lista, en una parte sobren cien años y en otra falten, y que después de engendrado, donde faltaban sobren, y donde sobraban falten, para que venga á concordar la suma, como se halla en la 1., 2., 3.a, 4.a, 5.ª, 6.a y 7.a generación, parece que el mismo error tiene (si puede decirse) cierta con—` .