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San Agustín

año tan corto, que diez de ellos hacen uno nuestro, tenía treinta y seis días; porque año tan pequeño, si es que antiguamente tenía este nombre, ó no tiene meses, ó au mes ea de tres días para que venga á tener doce meses, ¿cómo se dice aquí el año de 600, en el mes segundo, á los veinte y siete del mismo mes, sino porque entonces también eran los meses tales como son ahora? Pues á no ser así, ¿cómo dijera que principió el Diluvio á los veinte y siete días del mes segundo? Asimismo después de referir el fin del diluvio, prosigue (1): «y sentóse el arca en el mes septimo, á los veinte y siete del dicho mes, sobre los montes de Ararath, y el agua se fué disminuyendo y menguando hasta el mes undécimo, y en éste el primer día de dicho mes se descubrieron las cumbres de los montes»: luego si eran tales los meses, tales sin duda eran también los años como los tenemos ahora; porque aquellos meses de tres días no podían tener veinte y siete días. Y si la parte trigésima de tres días entonces se llamaba día, para que todo proporcionalmente vaya disminuyéndose, el Diluvio universal debió durar cuatro días nuestros, del cual se dice que duró cuarenta días y cuarenta noches.

¿Quién podrá sufrir este absurdo y desvarío? Por tanto, vaya fuera este error, que quiere confirmar y apoyar la fe irrefragable de nuestra Sagrada Escritura en falsas conjeturas, las cuales en otra parte la destruye. Era entonces tan grande el día como lo es ahora, el cual se divide en veinte y cuatro horas en el discurso de día y noche: tan grande el mes como lo es ahora, limitándole el principio y fin de una luna: tan grande el año como lo es ahora, á quien hacen cumplido los doce me(1) Génesis, cap. VIII. Et sedit arca in mense septimo, septima et vicesima die mensis super montes Ararath. Aqua autem minuebatur usque ad undecimum mensem, in undecimo autem mense prima die mensis apparuerunt capita montium.

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