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San Agustín

mismo que ha dicho otro profeta, y el apóstol lo explica de este pueblo que pertenece á la gracia de Dios (1), «que cualquiera que invocare el nombre del Señor, se salvará». Las palabras de la Escritura «y le puso por nombre Enos, que significa hombre», y lo que después añade: «éste esperó invocar el nombre del Señor Dios», bastantemente nos manifiestan que no debe fijar el hombre la esperanza en sí propio, porque, como insinúa en otro lugar la Escritura (2), «maldito es cualquiera que pone su esperanza en el hombre», y, por consiguiente, ni en sí propio; para que sea ciudadano de la otra ciudad que no se dedica, como la del hijo de Caín en este tiempo, esto es, en el presuroso curso de este mortal siglo, sino que se dedica en la inmortalidad de la bienaventuranza eterna.



CAPÍTULO XIX

De la significación que figura la traslación de Enoch.


Esta genealogía, cuyo progenitor y jefe es Seth, tiene su nombre peculiar de dedicatoria en una de sus generaciones, que es la séptima desde Adán, contando á éste; pues haciendo la numeración desde nuestro primer padre, el séptimo que nació fué Enoch, que quiere decir dedicatoria. Este es el que agradó á Dios, porque fué transportado fuera del mundo y es insigne por el número que le cupo en la lista de las generaciones, que (1) Joel, cap. II. Et erit, omnis qui invocaverit nomen Domini, salvus erit, (2) Jeremias, cap. XVII. Maledictus omnis qui spem suam punit in homine.