Página:La ciudad de Dios - Tomo III.pdf/190

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
188
San Agustín

la cuenta y cómputo de los tiempos, la cual no quiso formar el que escribió esto en la ciudad terrena, como si á ésta la reflriera Dios de forma que no la quisiese computar. Mas ¿por qué motivo desde aquí vuelve á esta recapitulación después de haber nombrado al hijo de Seth, «hombre que esperó invocar el nombre del Señor Dios», sino porque convenía proponer así estas dos ciudades, la una por el homicida hasta llegar al homicida, porque también Lamech confiesa delante de sus dos mujeres que él cometió homicidio, y la otra por aquel que esperó invocar el nombre del Señor Dios? En esta mortalidad, este es el negocio total y sumo de la Ciudad de Dios que peregrina en este mundo, el cual nos debía recomendar un hombre engendrado por aquel en quien revivía Abel asesinado; porque aquel hombre uno es la unidad de toda la ciudad soberana, aunque no la unidad completa, sino la que se ha de ir cumpliendo y verificando con este diseño y figura profética. El hijo de Caín, esto es, el hijo de la posesión, ¿qué nombre ha de tener sino el de la ciudad terrena, que se fundó llamándola de su nombre? Porque, en efecto, es de aquellos de quienes dice el Salmo (1), «que habían de poner los nombres que ellos tenían á sus tierras», y por eso les sucede lo que dice en otro lugar: «Señor, allá en tu ciudad reducirás á nada sus imágenes» (2). Pero el hijo de Seth, esto es, el hijo de la resurrección, el que espera invocar el nombre del Señor, es la figura de aquella sociedad y congregación que dice (3): «yo, como una oliva fructuosa en la casa de Dios, esperé en su divina (1) Salme 48 y 72, Numer., cap. XXI. Invocabunt nomina eorum in terris ipsorum.

(2) Salmo 51. Domine in civitate tua imaginem eorum ad nihitum rediges.

(3) Salmo 39. Ego autem sicut oliva fructifera in domo Del, «perabi in misericordia Dei.