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San Agustín

el último período de la vida, como están, según decimos, los que se encuentran ya dando el alma, mientras no carecen de alma, todavía viven: luego juntamente uno mismo es el que está muriendo y el que vive, aunque se va acercando á la muerte y apartándose de la vida, pero todavía con la vida, porque reside el alma en el cuerpo, y aun no está en la muerte, porque aun no se ha despedido del cuerpo. Y si cuando se ha despedido ya tampoco está entonces en la muerte, sino después de la muerte, ¿quién podrá decir cuándo está en la muerte? Porque tampoco habrá alguno que esté muriendo, si nadie puede juntamente estar muriendo y viviendo, porque entre tanto que está el alma en el cuerpo, no podemos negar que vive. Y si es mejor decir que está muriendo aquel en cuyo cuerpo ya empieza á mostrarse la muerte, y nadie puede juntamente estar viviendo y muriendo, no sé cuándo diremos que está viviendo.

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CAPÍTULO X

Si la vida de los mortales debe llamarse mejor muerte que vids.

: Porque desde el momento que el hombre comienza á existir y residir en este cuerpo mortal que ha de morir, no puede evitar que venga sobre él la muerte, pues lo que hace su mutabilidad en todo el tiempo de la vida mortal (si es que debe llamarse vida) es que se acabe por llegar a la muerte. No hay alguno que no esté más próximo á ella al fin del año que lo estaba antes del principio del año, y más cercano mañana que hoy, y

más hoy que ayer, y más poco después que ahora, y más ahora que poco antes; porque todo el tiempo que: