Página:La ciudad de Dios - Tomo III.pdf/201

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
199
La ciudad de Dios

saron de quinientos; sino que debe entenderse que se explicó así el Señor cuândo andaba Noé próximo á cumplir quinientos años, esto es, en los cuatrocientos y ochenta de su vida (á los cuales llama á sa modo la Escritura quinientos, significando muchas veces con el nombre del todo la mayor parte, y casi toda), porque á los seiscientos años de Noé, en el mes segundo, sucedió el Diluvio (1); y así dijo Dios, que de ciento y veinte años sería la vida de los hombres que entonces habían de perecer, los cuales cumplidos, habían de acabar con el Diluvio. Y no sin razón se cree que sucedió el Diluvio, cuando no se halló ya en la tierra quien no mereciese fenecer con tal muerte, con la que Dios castigó á los impíos, no porque tal grado de muerte cause á los buenos (que alguna vez han de morir) alguna sensación que pueda dañarles después de la muerte. Sin embargo, de los que hace mención la Sagrada Escritura que descendieron del linaje de Seth, ninguno murió con el Diluvio. La causa del Diluvio la refiere el Espíritu Santo de esta manera (2): «Viendo el Señor, dice, que se había multiplicado la malicia de los hombres en la tierra, y que cada uno no trataba de otra cosa en su corazón que de maldades, y esto continuadamente, pensó Dios como había hecho al hombre sobre la tierra, y reflexionándolo, dijo: «Destruiré al hombre que crié sobre la tierra, desde el hombre hasta las bestias, y desde las sabandijas y reptiles que andan arrastrán(1) Génesis, cap. VII.

(2) Genesis, cap. VI. Videns Dominus Deus, quia multiplicate aunt malitiæ hominum super terram, et quia unusquisque cogitat in corde suo diligenter super maligna omnes dies, et cogitavit Deus, quia fecit hominem super terram, et recogitavit, et divit Deus. Delebo hominem, quem feci á facie terræ ab homine usque ad pecus et d reptilibus usque ad volatilia cœli, quia iratus sum, quoniam feci eos.