le haya permitido que haga esta ascensión, siquiera por un corto espacio de tiempo?
Dicen también que en aquella arca no pudo haber tanta especie de animales, macho y hembra, dos de cada clase de todos los inmundos y siete de los limpios; pero advierto que sólo cuentan trescientos codos de longitud, cincuenta de latitud y treinta de altura, no considerando que hay otro tanto en las partes superiores á segundo piso, y asimismo otro tanto en las superiores de las superiores, esto es, en el tercer piso, y que, por consiguiente, multiplicando tres veces aquellos codos, hacen por lo largo novecientos, por lo ancho ciento y cincuenta, y noventa por lo alto. Y si quisiésemos pensar lo que Orígenes, no sin agudeza dijo, que Moisés, hombre de Dios, y como dice la Escritura, «versado en todas las ciencias de los egipcios», que fueron aficionados y dados al estudio de la geometría, pudo significar los codos geométricos, los cuales afirman que uno vale por seis de los nuestros: ¿quién no advierte lo que pudo caber en aquella máquina tan grande? El argumento de que no pudo hacerse una arca de tanta grandeza y extensión es calumnia muy necia, observando que se han fabricado ciudades inmensas y muy dilatadas, sin atender á los cien años que se consumieron en la construcción del arca; sino es que por acaso pueda juntarse piedra con piedra con sola cal, de modo que venga á rodear y circuir un muro muchas millas, y que ses imposible unir maderos con tarugos, abrazaderas, clavos y brea para una arca, con líneas no curvas, sino rectas, la cual no había de ser necesario echarla al mar á fuerza de brazos, sino que la moviera y levantara el agua cuando viniera con el orden natural de los pesos, y que la gobernara sobre las aguas más la divina providencia que la humana prudencia, á efecto de que en ninguna parte padeciera naufragio.
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