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San Agustín

Respecto á los que preguntan con demasiada curiosidad si de las sabandijas más pequeñas, no sólo los ratones y lagartijas, sino también las langostas, escarabajos, y en fin, moscas y pulgas, hubo más cantidad en el arca de la que ordenó y mandó Dios, deben advertir primeramente los que dudan de esta circunstancia, que lo que dice la Sagrada escritura (1), «los animales que van arrastrando sobre la tierra», se debe entender de modo que no fué necesario conservar en el arca; no solo los que andan debajo de ella, como los peces, sino también los que viven sobre ella, como varias aves; y cuando dice masculus et fæmina erunt, «serán macho y hembra», sin duda que se entiende que lo dice para arar la especie, y que, según esto, tampoco fué necesario que hubiese allí los animalejos que pueden nacer sin ayuncamiento de macho y hembra de cualquiera materia, ó de cualquiera corrupción, ó que si los hubo, como los suele haber en las casas, pudieron ser sin determinación de cantidad, ó que si el misterio sacratísimo que se hacia, y la figura de una tan grande maravilla, en realidad de verdad no podía cumplirse de otra manera sino estando allí, en el arca, determinado número todos los animales que no podían, prohibiéndoselo su naturaleza vivir en las aguas, no estuvo esto á cargo de aquel hombre, ó de aquellos hombres, sino al de Dios: porque Noé no los buscaba y metía en el area, sino que, conforme llegaban, los dejaba entrar, y á esto alude lo que dice, intrabunt ad te, «entrarán contigo», es á saber, no por operación ó di`ligenca humana, sino por voluntad divina. De conformidad que no se crea que hubo allí los que carecen de sexo; porque estaba ordenado que fuesen macho y hembra, pues hay algunos animales que nacen de cualquieSAN AGUSTIN

(1) Génesia, cap. LXXVIII. Quae repunt super terram.