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La ciudad de Dios

los hijos de Noé, el del medio, como diferenciándose de uno y de otro y quedándose entre ambos, ni en las primicias de los israelitas ni en la plenitud de los gentiles. ¿Qué significa sino el linaje y generación cálida y astuta de los herejes, no con el espíritu de la sabiduría, sino de la impaciencia con que suele hervir el pecho y corazón de los herejes y perturbar la paz de los santos? Aunque todo esto viene á redundar en utilidad de los proficientes, conforme á la expresión del apóstol (1) «que conviene que haya herejías para que los buenos se echen de ver entre vosotros»»; y por eso mismo dice la Escritura: flius eruditus sapiens erit, imprudente autem ministro utetur; «el hijo atribulado y ejercitado en las penalidades será sabio, y del imprudente y malo se servirá como de ministro y siervo». Porque muchas cosas que pertenecen á la fe católica, cuando los herejes con su cautelosa y astuta inquietud las turban y desasosiegan, entonces, para poderlas defender de ellos, se consideran con más escrupulosidad y atención, se perciben con mayor claridad, se predican con mayor vigor y constancia, y la duda ó controversia que excita el contrario sirve de ocasión propicia para aprender.' No sólo los que están manifiestamente separados, sino también todos los que se glorían y precian del nombre cristiano y viven mal, pueden ser figurados en el aegundo hijo de Noé, porque la pasión de Cristo, que fué significada con la desnudez de aquel hombre, la predican con su profesión y con su perversa vida, la desacreditan y deshonran. De ellos se dijo: «que por el fruto que dan y por sus obras los conoceremos». Por eso fué maldito Can en su hijo como en fruto suyo, esto es, en su obra, y su hijo Canaam quiere decir movimiento su(1) San Pablo, II ep. á los Corinth., cap. XI. Oportet hæreses esse, ut probati manifesti flant in vobis.