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San Agustín

CAPÍTULO VI

Cómo se ha de entender que habla Dios á los ángeles.


Pudiérase también entender de los ángeles aquella expresión cuando crió Dios al hombre en que dice: «lagamos al hombre» (1) porque no dijo, haré; mas porque áñade: «a nuestra imagen y semejanza» (2): no es lícito creer que fué criado el hombre á imagen de los ángeles, ő que es una misma imagen la de los ángeles y la de Dios, y por eso se entiende bien allí la pluralidad de la Trinidad. Con todo, porque esta Trinidad es un solo Dios, aun cuando dijo hagamos, dice: «é hizo Dios al hombre á su semejanza (3)»: y no dijo hicieron los dioses, ó á imagen y semejanza de los dioses, Pudiéramos también aquí entender la misma Trinidad, como si el Padre dijera al Hijo y al Espíritu Santo: «venid, bajemos, y confundamos allí su lengua» si hubiera algún obstáculo que nos prohibiera poder referirlo álos ángelea, á los cuales cuadra elvenir á Dios con movimientos santos, esto es, con pensamientos piadosos, con los que ellos consultan la inconmutable verdad como ley eterna en aquella su corte soberana. Porque ellos mismos no son la verdad para sí, sino que participan de la verdad increada; á ésta se acercan como á fuente de la vida, para que lo que tienen de sí mismos lo reciban de ella, y por eso es estable su movimiento, con que se dice (1) Génesis, cap. I. Faciamus hominem. En esta expresión opinan San Agustin y San Hilario que se da á entender, como en conceptos abstractos, el misterio de la bestísima Trinidad.

(2) Génesis, cap. I. Ad imaginem nostram.

(8) Génesis, cap. I. Et fecit Deus hominem ad imaginem Dei.