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San Agustín

demos escribir la voz como la pronuncia el que habla.

De aquellos tres hombres, hijos de Noé, comenzó á haber por el mundo setenta y tres, ó como lo manifestará la razón, setenta y dos naciones y otros tantos idiomas, los cuales, creciendo y multiplicándose llenaron y poblaron hasta las islas, aunque se aumentó mucho más el número de las gentes que el de las lenguas; porque hasta en África conocemos muchas y diferentes gentes bárbaras que viven bajo una misma lengua; y habiendo crecido los hombres y multiplicádose el linaje humano, ¿quién duda que pudieron pasar en navíos á poblar las islas?



CAPÍTULO VII

Si las islas, aun las muy apartadas y desviadas de tierra firme, alcanzaron todo género de animales, del número de los que He salvaron en el area del Diluvio.


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Pero se ofrece una duda, y ea: ¿cómo de toda aquella especie de animales, que no son domésticos ni están sometidos á la educación y cuidado del hombre; ni nacen, como las ranas, de la tierra, sino que se propagan y multiplican con la conjunción de macho y hembra, cual los lobos y otros de esta clase, cómo después del Diluvio, en el cual perecieron todos los que no se hallaron en el arca, se pudieron hallar también en las islas, si no se multiplicaran más que de aquellos cuya espe cie, macho y hembra, se conservó en el arca? Bien podemos creer que pudieron pasar á las islas nadando, aunque solamente á las más próximas; pero hay algunas tan distantes y apartadas de tierra firme, que parece imposible que ninguna bestia pudiese llegar á ellas