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San Agustín

por las narices; otros que no son mayores que un codo, á quienes los griegos por el codo llaman pigmeos; y que en algunas partes conciben las mujeres de cinco años, y que no viven más que ocho. Asimismo afirman que hay una nación en que no tienen más que una pierna, y que no doblan la rodilla, y son de admirable velocidad, á los cuales llaman sciopodas, porque en el estío, á la hora de siesta, se echan boca arriba y se cubren con la sombra del pie; otros que, careciendo de pescuezo, tienen los ojos en los hombros, y todos los demás géneros de hombres ó casi hombres que se hallan en la plaza marítima de Cartago pintados á lo mosaico, como copiados de los libros más curiosos de las historias, ¿Qué diré de los cinocéfalos, cuyas cabezas de perro, y el mismo ladrido, manifiestan que son más bestias que hombres? Y aunque no es necesario creer que existen todas estas especies de hombres, que señalan, con todo, cualquiera hombre nacido en cualquier paraje, esto es, que fuere animal racional mortal, por más extraordinaria que sea su forma ó color del cuerpo ó movimiento, sonido ó voz, cualquiera virtud, cualquiera parte ó cualquiera calidad de naturaleza que tenga, no puede dudar todo el que fuese fiel cristiano que desciende y trae su origen de aquel primer hombre; sin embargo, se deja ver lo que la naturaleza ha producido en muchos, y lo que por ser tan raro nos causa admiración.

La razón que se da de los monstruosos partos humanos que acaecen entre nosotros, esa misma puede darse de algunas gentes monstruosas; porque Dios es el criador de todas las cosas; El sabe dónde y cuándo conviene ó convino criar algún ser, y sabe con qué conveniencia ó diversidad de partes ha de componer la hermosura de este universo; pero el que no puede alcanzarlo todo, oféndese en viendo una sola parte, como si fuese falsead, por ignorar la correspondencia y conveniencia