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San Agustín

tierra. El mismo Phalech vivió ciento y treinta años, y engendró á Ragau; y éste ciento treinta y dos, y engendró á Seruch; y éste ciento y treinta, y engendró á Nacor; y Nacor setenta y nueve, y procreó á Thara; y Thara setenta, y engendró á Abrahán, á quien Dios después, mudándole el nombre le llamó Abraham; suman, pues, los años desde el Diluvio hasta Abraham mil setenta y dos, según la edición vulgata, esto es, de los Setenta Intérpretes, aunque en los libros hebreos dicen que se hallan muchos menos, de los cuales, ó no dan razón alguna ó la dan muy obscura y difícil.

SAN AGUSTIN Cuando indagamos y buscamos entre aquellas setenta y dos naciones la Ciudad de Dios, no podemos afirmar que en aquel tiempo en que todos eran de un labio, esto es, cuando todos bablaban un mismo idioma, ya el linaje humano se había enajenado y apartado del culto y reverencia debida al verdadero Dios, de modo que la verdadera religión hubiese quedado solamente en estas generaciones que descienden del tronco de Sem por Arphaxat hasta llegar á Abraham: aunque desde la arrogante idea de edificar la torre hasta el Cielo, con que se nos significa la impía altivez y arrogancia, se nos decubrió y manifestó la ciudad terrena, esto es, la sociedad y congregación de los impios. Asi que, si no fué antes, ó si estuvo escondida, ó si permanecieron ambas, es á saber, la Ciudad de Dios, en los hijos de Noé que él bendijo, y en sus descendientes y la terrena en aquél que él maldijo y en sus descendientes, entre quienes también nacieae aquel gigante cazador contra el Señor, no es fácil de averiguar, porque acaso lo que verdaderamente es más creible, también entre los hijos de los bendítos, aun antes que se comenzase á fundar Babilonia, hubo ya quien ofendiese y despreciase á Dios, y entre los hijos de Cam quien le adorase y tributase culto; con todo, debemos creer que de