rienta; así como Lot, con un mismo parentesco, siendo hijo de su hermano, se llamaba su hermano. Calló, pues, que era su mujer, y no lo negó, dejando en manos de Dios la defensa y conservación del honor de su esposa, y pretiniéndose como hombre contra las humanas asechanzas, porque si no se guardaba del riesgo todo lo que podía guardarse, fuera más tentar á Dios que esperar en su Divina Majestad; sobre lo cual dijimos lo bastante perorando contra las calumnias del maniqueo Fausto, Por último, sncedió lo que presumió Abraham del Señor, pues Faraón, rey de Egipto, que la había tomado por su esposa, siendo por ello gravemente afligido, la restituyó á su marido; en cuya acción por ningún pretexto debemos creer que la quitó su honor, siendo verosímil que esto no se lo permitió Dios á Faraón, por las grandes aflicciones y males con que fatigó su espíritu y naturaleza,
CAPÍTULO XX
Habiendo vuelto Abraham de Egipto al lugar de donde partió se separó de Lot, hijo de su hermano, en sana paz, amor y concordia, retirándose éste á la tierra de los sodomitas; pues como se habían enriquecido, comenzaron á tener muchos pastores para la custodia y cuidado de sus ganados, y por las contiendas que éstos suscitaban mutua y continuamente, tomaron tío y sobrino tan saludable medio, con que excusaron la contenciosa discordia de sus familias, mediante á que de estos débiles principios pudieran, según la instabilidad
