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San Agustín

sume como se gasta y deshace un vestido, porque corre el testamento y pacto deade el principio del mundo, que mueran de muerte los que quebrantaren los mandamientos de Dios». Habiendo después promulgado Dios la ley con más claridad, y diciendo el apóstol (1) «que donde no hay ley tampoco hay prevaricación», ¿cómo será cierto lo que dice el real profeta (2) «que á todos los pecadores de la tierra los tiene por prevaricadores», sino porque los que se hallan aprisionados en lascadenas de algún pecado, todos son reos y culpados de haber prevaricado y sido infractores de alguna ley?» Por lo cual, aunque los niños, como lo persuade la verdadera fe, nacen, no propiamente, sino originalmente pecadores, y por eso confesamos que tienen necesidad de que les dispensen la singular gracia de la remisión de los pecados, sin duda que por el extremo que son pecadores los conocemos también por infractores de la ley promulgada en el Paraíso, de forma que es verdad lo uno y lo otro que expresa la Escritura (3): «á todos los pecadores de la tierra tuve por prevaricadores, y donde no hay ley tampoco hay prevaricación.» Y por cuanto la circuncisión fué signo demostrativo de la regeneración, no sin causa la regeneración perderá al niño por causa del pecado original con que se violó el primer testamento y pacto de Dios, si la regeneración no le libertara y eximiera de la pena. Deben, pues, entenderse estas autoridades de las sagradas letras, como si dijera: «El alma del que no fuere reengendrado pere.tis veterascet: testamentum est á sæculo morte mori eos, qui transgrediuntur præcepta Dei.

(1) San Pablo, ep. ad Rom., cap. VIII. Ubi autem non est lea, nec prævaricatio.

Salmo 118. Prævaricatores estimavi omnes peccatores terræ.

(5) Salmo 118 et San Pablo, ep. ad Rom., cap. VIII, 4 +