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San Agustín

Ila abominable ciudad, donde eran tan comunes y lícitos los estupros de los hombres con los hombres, como otros crímenes á que suelen dar permiso las leyes, aunque el castigo de éstos fué una figura ó representación del futuro juicio de Dios. ¿Qué quiere decir si no el prohibir á los que libertaban los ángeles, mirar á la espalda, sino que no liemos de volver con el ánimo y el corazón á la vida pasada que dejamos cuando nos reengendramos por la gracia, si solicitamos librarnos del último juicio? La mujer de Lot, en el mismo lugar que miró hacia atrás, allí quedó convertida en estatua de sal, dejando á los fieles para que aprendan á preservarse y guardarse de igual fracaso. A poco tiempo sucedió á Abraham en Gerara con Abimelech, rey de aquella ciudad, lo mismo que en Egipto, cuando Faraón le tomó á Sara su esposa. Se la volvió Abimelech sin haberla tocado de modo alguno; también increpando el rey á Abraham porque le había ocultado que era su esposa, díciéndole que era su hermana, contestó Abraham al cargo diciéndole, entre otras cosas (1): «Realmente es hermana mia de parte de padre, mas no de la de madre», porque por parte de su padre era hermana de Abraham, uniéndoles tan inmediato parentesco; y fué tan hermosa que aun en aquella edad pudo ser deseada y apreciada.

SAN AGUSTIN



CAPÍTULO XXXI

Del nacimiento de Isaao, según la promesa de Dios.


Después de esto le nació á Abraham, según la promesa de Dios, un hijo de Sara, á quien llamó Isaac, que (1) Genesis, cap. XX. El enim vere saror mea est de patre sed non de matre, (Véase con atonción este capítulo en la Esoritura).