CAPÍTULO XIV
" Dios crió al hombre recto, como verdadero autor de las naturalezas, y no de los vicios; pero como éste se depravó de su propia voluntad, y por ello fué justamente condenado, engendró asimismo hijos malvados y condenados, puesto que todos nos representamos en aquel uno, cuando todos fuimos aquel uno que por la mujer cayó en el pecado, la cual fué formada de él antes del pecado. A un no había criado y distribuido Dios particularmente la forma en que cada uno habíamos de vivir; pero era ya la naturaleza seminal y fecunda de donde habíamos de nacer: de modo que estando ésta corrup sta y viciada por causa del pecado, obligada al vínculo de la muerte y justamente condenada, no podía nacer del hombre otro hombre que fuese de distinta condición: y así del mal uso del libre albedrío nació el progreso y fomento de esta calamidad, la cual desde su origen y principio depravado, como de una raíz corrupta, trae al linaje humano con la trabazón de las miserias hasta el abismo de la muerte segunda, que no tiene fin, á excepción de los que se escapan y libertan por beneficio de la divina gracia.
CAPÍTULO XV
Por lo cual cuando les dijo Dios morte moriemini, muriréis de muerte, ya que no dijo de muertes, si quisié