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San Agustín

CAPÍTULO XIV

De las cualidades con que crió Dios al hombre, y en la desventura que cayó por el albedrío de su voluntad.


" Dios crió al hombre recto, como verdadero autor de las naturalezas, y no de los vicios; pero como éste se depravó de su propia voluntad, y por ello fué justamente condenado, engendró asimismo hijos malvados y condenados, puesto que todos nos representamos en aquel uno, cuando todos fuimos aquel uno que por la mujer cayó en el pecado, la cual fué formada de él antes del pecado. A un no había criado y distribuido Dios particularmente la forma en que cada uno habíamos de vivir; pero era ya la naturaleza seminal y fecunda de donde habíamos de nacer: de modo que estando ésta corrup sta y viciada por causa del pecado, obligada al vínculo de la muerte y justamente condenada, no podía nacer del hombre otro hombre que fuese de distinta condición: y así del mal uso del libre albedrío nació el progreso y fomento de esta calamidad, la cual desde su origen y principio depravado, como de una raíz corrupta, trae al linaje humano con la trabazón de las miserias hasta el abismo de la muerte segunda, que no tiene fin, á excepción de los que se escapan y libertan por beneficio de la divina gracia.



CAPÍTULO XV

Que pecando Adán, primero dejó él á Dios que Dios le dejase á él, y que la primera muerte del alma fué el haberse apartado de Dios.


Por lo cual cuando les dijo Dios morte moriemini, muriréis de muerte, ya que no dijo de muertes, si quisié