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San Agustín

toda su hacienda raíz á Isaac su hijo, y á los hijos de sus concubinas les repartió una porción de los bienes muebles, separándolos de su hijo Isaac aun viviendo él, y enviándolos hacia la tierra oriental». Así que los hijos de las concubinas tienen algunos bienes, pero no heredan el reino prometido ni los herejes, ni los judíos carnales, porque á excepción de Isaac, no hay otro heredero (1): «ni los que descienden de Abraham, según la carne, son los hijos de Dios, sino los que son hijos y herederos de la divina promesa, esos mismos tiene Dios por descendientes y verdaderos hijos de Abraham, de quienes dice la Escritura, «la descendencia que procederá de Isaac, esa será la tuya en quien he de cumplir mi promesa». En verdad no hallo razón para que Cethura, con quien casó después del fallecimiento de su "mujer, se llame concubina, si no es por este misterio; pero el que no quisiere tomarlo bajo esta significación, no por eso calumnie á Abraham. ¿Y quién podrá saber si Dios previó esto con su dívina presciencia contra las herejías que habían de suscitarse respecto de las segundas nupcias, para que en el padre y cabeza de muchas naciones, casándose segunda vez después de la muerte de su mujer, se nos manifestase con toda evidencia que no era pecado? Et mortuus est Abraham cum esset annorum centum septuaginta quinque. «Murió, pues, Abraham siendo de ciento setenta y cinco años, y dejó, según este cálculo, á su hijo Isaac en la edad de setenta y cinco años, supuesto que le hubo en la de ciento.

(1) Génesis, cap. XXI, y San Pablo, ep. á los Rom., cap. IX.

Et non qui filii carnis, hi filii Dei, sed filii promissionis deputantur in semine, de quo dictum est: in Isaac vocabitur tibi semen.