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La ciudad de Dios

añadiendo esta voz, corruptible, dice que agrava al alma, no cualquier cuerpo, sino el que hizo el pecado, con las calidades que se le siguieron con el castigo: y aun cuando esto no lo añadiera, no deberíamos entender otra cosa. Pero confesando con toda claridad Platón que los diosea hechos y formados por mano del sumo Dios tienen cuerpos inmortales, é introduciendo al mismo Dios que los crió, prometiéndoles por singular beneficio el que hará que vivan eternamente con sus cuerpos, y que con ninguna especie muerte se separen de ellos, ¿por qué nuestros adversarios, por solo el hecho de perseguir la fe cristiana fingen ignorar lo que saben, contradiciéndose á sí mismos, por no dejar de contradecirnos? Estas son las palabras de Platón como las refiere Cicerón en latín, introduciendo al sumo Dios, hablando y diciendo á los dioses que crió: «Vosotros, que nacisteis por generación de los dioses, atended que las obras que yo he hecho son indisolubles á mi albedrio, aunque todo lo que está ligado se puede disolver; pero no es bueno disolver lo que está atado con discreción. Porque habéis nacido, no podéis ser inmortales é indisolubles; no obstante, jamás os disolveréis, ni hado alguno de muerte os quitará la vida, ni será más poderoso que mi idea y voluntad, que es vínculo mayor y más fuerte para vuestra perpetuidad, que el hado á que quedasteis obligados cuando principió vuestra generación». Y ved aquí cómo Platón dice que los dioses, por la mezcla del cuerpo y del alma, son mortales, y que, sin embargo, son inmortales por la voluntad del Dios que los hizo: luego si es pena del alma el residir en cualquier cuerpo, ¿por qué hablándoles Dios como temerosos de que se les entrase casualmente la muerte por sus puertas, esto es. de que se separasen del cuerpo, les asegura de su inmortalidad, no por su naturaleza, que es compuesta, y no simple, sino