por su invicta voluntad con que puede hacer que ni lo engendrado se corrompa, ni lo compuesto se resuelva, sino que perseveren incorruptiblemente? Y si es verdad ó no lo que en este particular dice Platón de las estrellas, es otra cuestión: porque no hemos de conceder le incontinenti que estos globos resplandecientes ó estas estrellas que con su luz corpórea alumbran ó de día ó de noche la tierra, viven con sus almas propias, y estas intelectuales y bienaventuradas, lo cual asimismo constantemente afirma del mismo mundo, como de un animal inmenso donde se contienen todos los demás animalés: pero esta (como llevo insinuado) es otra cuestión, la cual no tratamos por ahora de averiguarla; sólo quise insinuarla para refutar á los que se glorían de ser llamados platónicos, ó quieren seguir au doctrina, y por la vanidad y soberbia de este nombre se ruborizan de ser cristianos, porque tomando el apellido común con el vulgo, no se les disminuya y apoque el de los del palio filosófico, que viene á ser tanto más vano cuanto es menor el número que se halla de ellos, y buscando que tachar y reprender en la cristiana doctrina, dan contra la eternidad de los cuerpos, como .si fuera entre si contradictorio el que indaguemos la bienaventuranza del alma y queramos que ésta esté siempre en el cuerpo, como encerrada en una molesta y miserable prisión; confesando au jefe y maestro Platón que es merced y beneficio que el sumo Dios hizo á los dioses formados de su mano que nunca mueran, esto es, que nunca se separen y dividan de los cuerpos con que una vez los juntó.