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La ciudad de Dios

cibido? Y si lo has recibido «¿de qué te glorías, como si no lo hubieras recibido», esto es, como si de tu cosecha tuvieras aquello por lo que te glorías? El que vive bien, ese es el que hace juicio y justicia; y vive bien el que obedece al mandato; y el fin del precepto, esto es, á lo que se reflere el mandamiento (1), «es la caridad de corazón puro, de buena conciencia y fe no fingida»: y esta caridad, como dice el apóstol San Juan, «procede de Dios»; luego el hacer juicio y justicia procede de Dios. ¿Pero que quiere decir en medio de la tierra? ¿Acaso no están obligados á hacer juicio y justicia los que habitan en los últimos fines de la tierra? ¿Quién hay que tal diga? ¿Para qué, pues, añadió, «en medio de la tierra?» Que si no lo añadiera, y solo dijera: en hacer juicio y justicia, mejor comprendiera este precepto á los unos y á los otros, esto es, á los mediterráneos y á los marítimos; más porque ninguno pensara que después de esta vida, que se pasa en el cuerpo mortal, nos quedaba tiempo para hacer juicio y justicia, la que no hizo mientras estuvo en el cuerpo, y que de esta manera podia escapar del juicio divino, me parece que dijo en medio de la tierra, como si dijera, entretanto que uno vive en este cuerpo. Porque en esta vida cada uno trae consigo su tierra, la cual recibe la tierra común al morir el hombre, para volverla cuando reasucitare. Por tanto, en medio de la tierra, esto es, en tanto que nuestra alma está encerrada en el cuerpo terreno, es nece—, sario que hagamos juicio y justicia, para que nos utilice después (2), «cuando recibiere cada uno, según las obras que hubiere hecho en el cuerpo, ó bien ó mal».

Porque allí el apóstol por el cuerpo entendió el tiempo en que uno vivió en el cuerpo; pues si uno con maligna (1) San Pablo, I ep. á los Corint., oap. IV.

San Pablo, I ep. á los Corint., cap. IV.