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San Agustín

CAPÍTULO V

De las cosas que un hombre de Dios dijo proféticamente & Heli, significando cómo había do quitarse el sacerdocio que se había instituido según Aarón.


Por esto con mayor claridad lo dice un hombre de Dios, á quien el mismo Dios envió al sacerdote Heli, cuyo nombre, aunque se calla, no obstante, por su oficio y ministerio se deja entender que es profeta, porque dice la Escritura (1): «Y vino un hombre de Dios á Helí, y le dijo: esto dice el Señor, yo me descubrí y manifesté á la casa de tu padre cuando entraban en Egipto sirviendo en la casa de Faraón, y elegí la casa de tu padre entre todas las familias de Israel para que me sirviesen y ministrasen en el sacerdocio, subiesen á mi altar, me ofreciesen incienso y vistiesen el efod, y señalé para la comida y sustento de la casa de tu padre parte de todos los sacrificios de los hijos de Israel, que se hacen con fuego. Pero porque has hollado y despreciado mi incienso y mi sacrificio, y honraste más á tus hijos que á mi por comer las primicias de todos los sacrificios que el pueblo de Israel ofreció en mi acatamiento, por ello dice el Señor Dios de Israel, yo dije y tenía propuesto que tu casa y la casa de tu padre anduviesen delante de mí para siempre, y ahora, dice el Señor, no ha de ser así, sino á los que me honraren los he de honrar y á los que me despreciaren los he de depreciar. Mira que ha de venir día en que he de extirpar y asolar tu descendencia y la descendencia de la casa de tu padre, y no verás jamás anciano alguno de los tuyos en mi casa, y estirparé el varón de los tuyos de (1) Lib. I, Reg., cap. II.